"Fue amor a primera vista lo que sentí cuando crucé la puerta por primera vez de Can Casi. Mi vida por aquel entonces estaba en Barcelona y la masía se convirtió en nuestro refugio de vacaciones. La vorágine del trabajo nos alejaba cada vez más de ella. A pesar de amar mi oficio anterior, sentía que mi vida era incompleta pues mi corazón y mi mente seguían entre las paredes de piedra de Can Casi" explica Emma quien, junto a su hijo menor, Benito Escat Vélez, diseñador de interiores, se embarcaron en esta aventura.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario